Buitrago de Lozoya (M)

Buitrago aparece de lleno en la historia de la Reconquista en tiempos de Alfonso VI, hacia el 1083 o 1085. Su valor estratégico es la razón de su pronta repoblación por medio de un privilegio otorgado por el mismo rey que facultaba a la Villa para repoblar los núcleos existentes en su jurisdicción y crear otros nuevos.

De ese modo, en 1096, el rey Alfonso VI concede a Buitrago las armas de su escudo consistentes en un toro, una encina y la leyenda Ad alenda pecora («para el sustento del ganado»), que en definitiva hace referencia al medio de vida que se iba a adoptar. El amplio territorio delimitado por el monarca es el origen de lo que se conoce como la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, una comarca que formaba una sola unidad jurisdiccional y cuya cabeza era la Villa de Buitrago.

Durante cinco siglos, esta unidad jurisdiccional tuvo una doble naturaleza. Desde 1368 fue un señorío otorgado por Enrique II a Don Pedro González de Mendoza, familia a la que sigue vinculado hasta la desaparición del régimen señorial en el siglo XIX.

Panorámica de Buitrago
Murallas de Buitrago
Castillo de la Villa
Iglesia de Santa María del Castillo