El pasado 11 de noviembre, cercano al día de San Millán, patrón de Castilla, la ASCCAS celebró su tradicional comida de hermandad.
Como es habitual, elegimos una pequeña localidad en la zona centro de nuestra tierra, para facilitar el acceso de los socios. En esta ocasión nos citamos en la villa de Ocaña (Toledo).
Antes de la comida, procedía la visita cultural a la localidad, la cual atesora elementos patrimoniales superinteresantes y para ello tuvimos la acertadísima idea de contratar el tour para grupos organizado por el ayuntamiento. No podemos dejar de mencionar que nos encantó la propia visita y la calidad de las explicaciones de la guía, pero sobretodo nos entusiasmó el cariño y amor a la propia tierra que trascendía en las mismas en el relato de las tradiciones, leyendas y costumbres locales. El amor por lo nuestro es, justamente, la razón de ser de esta asociación y nos emociona cuando, en nuestras visitas por la ancha Castilla nos encontramos con gente que comparte este mismo sentimiento.
De esta manera visitamos:
La magnífica Plaza Mayor, de estilo neoclásico, construida durante el siglo XVIII y declarada bien de interés cultural. Es una de las plazas, en su estilo, más impresionantes de Castilla, comparable con la de Madrid. De ella nos contaron la «anécdota» o historia local a propósito de su «reloja»…
El Palacio (del siglo XVI, declarado monumento histórico-artístico en 1931) de D. Gutierre de Cárdenas, caballero de Santiago, comendador mayor de León y Maestresala de la reina doña Isabel I, la Católica (todos recordamos su figura histórica gracias a las serie de televisión). A destacar que nuestra querida reina Isabel fue una figura histórica ligada a esta localidad y ese recuerdo perdura a día de hoy.
El Teatro Lope de Vega, de estilo renacentista, fue anteriormente un colegio de la Compañía de Jesús. Colegio en el que estudió el mismísimo Quevedo. Por cierto, es obligado destacar la gran tradición de los ocañenses con el teatro (y que viene de antiguo).
Y no podría llamarse de otra manera el teatro en esa villa en la que el fénix de los ingenios localizara su reconocida obra Peribáñez y el Comendador de Ocaña. Drama de los llamados, de honor, tan propios del Siglo de Oro y tan ilustrativo del espíritu castellano y su empeño en la defensa de la dignidad, traspasando las escalas sociales, frente al abuso de poder.
El museo arqueológico local «Padre Santos«.
La Iglesia de San Juan Bautista (siglos XIII al XVII), donde se venera la imágen de Na. Sa. de los Remedios y en la que conocimos la historia y tradición de los soldados de la Virgen.
El Rollo jurisdicional (que no picota), de estilo gótico (siglo XV) y que definía la localidad como villa con jurisdicción legal. Su emplazamiento original se hallaba en el centro de la Plaza Mayor pero sufrió varias reubicaciones a lo largo su historia. Como anécdota, mencionar que Gustavo Adolfo Bécquer escribió un artículo a propósito del mismo.
La Fuente Grande (sglo XV), que es una gran obra de ingeniería hidráulica, con un extraordinario diseño arquitectónico de conducción y captación de aguas. Tradicionalmente se le atribuye a Juan de Herrera, pero a margen de la validez de la afirmación, sí está probado que trabajó en ella su equipo habitual.
Tras la comida, tuvo lugar la asamblea ordinaria de la asociación, en la que los socios nos pusimos al día de diversos temas y se procedió a la renovación de la junta nacional, conforme estipulan nuestros estatutos.