«Cantabria» es y será siempre Castilla

Artículo de opinión desde Santander por nuestro seguidor Iván Guerrero Vasallo

 

Hace relativamente poco tiempo se ha ido otra empresa más a la porra en Cantabria, me refiero a la empresa SNIACE, con más de 600 empleos, de ellos en torno a 400 directos y que existía desde 1939.

Cada año es más vergonzosa la situación de mi provincia. No tenemos los cántabros ya industria, nuestros puertos apenas tienen movimientos de mercancías, el pueblo emigra y lo que es más peligroso aún para cualquier territorio, la juventud se marcha y con ello entonces se desploma la natalidad y el futuro de la provincia se hace aún más negro si cabe. Tan negro lo tenemos hoy en día que en P.I.B estamos entre las peores de España.

En cuanto a recursos dependemos demasiado de los que nos concede el gobierno central para poder sobrevivir. Se ha convertido en una provincia de paso para veraneantes y eso sólo sirve para los veranos, dos meses de rentabilidad más o menos, pero, ¿y el resto del año?, ¿de qué vivimos los cántabros?.

La culpa del actual estado de cosas la tiene esta grotesca autonomía que no es más que un despilfarro para una provincia sin apenas recursos con los que mantener tanto funcionario y tanto político. El gobierno vasco tiene su parte de culpa pues ayudó en la creación de este reino de taifas cuando formábamos parte de la Región de Castilla la vieja, de la que nos desvincularon cuando España se transformó en el Estado de las Autonomías y así poder quedarse ellos como el principal puerto del norte de España, con Bilbao a la cabeza. Y el pueblo cántabro tiene también su parte de culpa, no le preguntaron mediante un referéndum si quería o no la autonomía, es verdad, cosa que se debería hacer hoy en día, pero tampoco se ha movido mucho a lo largo de estos años para poder abolirla y regresar la región con Castilla y a sistemas administrativos y económicos antiguos y serios.

Sede del Gobierno de Cantabria
Sede del Gobierno de Cantabria

Es vergonzoso seguir sin oír a ningún político de mi provincia decir nada de esto ni proponer como solución el revocar la autonomía y regresar con Castilla, sólo porque es un negocio lucrativo para ellos la misma.

Repito para los que no se han enterado todavía. Nosotros no sólo formábamos parte de Castilla sino que éramos Castilla. Somos castellanos viejos. Mi tierra, entre otras cosas, por dejar de ser el puerto natural de Castilla se ha hundido. Esta tierra nunca fue un reino, ni hubo centros políticos, ni siquiera estuvo realmente unida hasta el siglo XIX, tras las revoluciones liberales sufridas por España y si nos ponemos más puntillosos, hasta la década de los 80 del pasado siglo XX.

Según datos de Wikipedia, en en siglo XVIII, Cantabria estaba dividida de esta manera:

El partido de Laredo, perteneciente a la Intendencia de Burgos.

La jurisdicción de los Montes del Pas, también parte de la Intendencia de Burgos.

El partido de Reinosa, parte de la Intendencia de Toro.

El corregimiento de realengo de las Cuatro Villas.

El corregimiento de realengo de Campoo.

El corregimiento de señorío de Soba, Ruesga y Villaverde.

El corregimiento de señorío de Potes y Provincia de Liébana.

El corregimiento de señorío del Mayordomado de la Vega y la Honor de Miengo.

También existían una serie de juntas elegidas por el pueblo. Con estas juntas se pretendía defender los intereses locales.

La junta de las Cuatro Villas de la Costa.

La junta de la Provincia de Liébana.

La junta de Trasmiera.

La junta de Campoo.

La junta de la Provincia de los Nueve Valles.

Las juntas generales del Bastón (esporádicas).

Una organización política y administrativa así o parecida debería regresar a estas tierras.

Resumiendo. Formar parte de nuevo de Castilla, pero, como dijo el poeta santanderino José del Río Sainz,  la mancomunidad castellana, si se establece, debe ser una federación de comarcas, de abolengo castellano, pero en la que cada una conservará sus particularidades propias. Luego se debería llevar a cabo una necesaria descentralización política regional, además, en el terreno económico, creación y potenciación de pequeñas y medianas empresas para ser el verdadero motor regional y para no depender tanto de un gobierno central y del Estado en general, todo esto tan necesario hoy en día también a nivel nacional.