por Iván Guerrero
Santander, septiembre 2016
Cantabria tiene graves problemas internos y la mayoría de ellos derivan del actual sistema de Comunidad Autónoma.
Debemos preguntarnos ya. ¿Había razones sólidas históricas, económicas y demográficas para ser una Comunidad Autónoma independiente?. Además, ¿a quien se le ocurre »ir por libre», cuando se tiene en sus »flancos», sobre todo en uno de ellos, a todo un »monstruo» industrial como es el País Vasco?
Seamos sinceros, no podemos reivindicar ningún reino en nuestra tierra, dentro de nuestras fronteras regionales, sólo un Ducado, pero este no llegó nunca a categoría de reino, formamos parte de varios, si, pero nunca tuvimos uno propio, luego, no puede haber comunidad autónoma como tal. Pues según como lo veo yo, las comunidades autónomas deberían ser el resultado y herederas de los antiguos reinos de la península.
Lo cierto es que balance después de poco más de treinta años aproximadamente como región autónoma, no puede ser más negativo y desalentador. Como era de prever.
La salida de Cantabria de Castilla, a espaldas, sin consulta y sin la aceptación con ello de la mayoría del pueblo cántabro, junto con la incorporación de España en la Comunidad Económica Europea, viniendo con ello una reconversión industrial a finales de los ochenta, justamente pocos años después de la creación de la comunidad, fue, para mi, el punto de partida para el desastre con mayúsculas. La crisis económica actual, la estocada final a la tierra.
Pero, ¿a quien se le ocurre crear una región autónoma, sin apenas razón histórica y encima cuando hay cercana una reconversión industrial, estando avisado de otra que hubo años antes de su creación?.
Los centros industriales de Torrelavega y Reinosa, junto con el puerto santanderino, puerto que era de salida natural de las mercancías de Castilla y gracias en gran parte a eso, el sexto puerto en su momento de España (ahora el penúltimo si no es el último ya), entre otros, fueron durante generaciones, los pulmones, el corazón y con ello la prosperidad para nuestra tierra.
¿Y ahora que queda de eso?.
Industria, casi inexistente, puertos sin apenas movimientos de mercancías en ellos, migración de la juventud, motor del presente y del futuro, por falta de trabajo evidentemente, falta de nacimientos con ello, comunicaciones inadecuadas, ni una sóla autopista por cierto. Y, ¿para cuándo un AVE?, el AVE, no estamos pidiendo un tren bala o magnético. Un aeropuerto »patétito» con cada vez menos vuelos en el, etc…
Y todo eso en poco más de treinta años. Vive Dios que no quisiera otros treinta así, con mi querida tierra arruinada y postrada sin futuro alguno para la gente.
También, si hubiésemos sido ese ‘’pueblo indómito’’ de las antiguas crónicas, seguramente no habríamos llegado tampoco a la situación actual. Hubiésemos despertado ante el engaño y luchado, defendiéndonos como antaño de cualquier ataque contra nuestra tierra, todos juntos unidos contra la injusticia. Pero nos dormimos y, a la larga, lo hemos pagado muy caro.
Tan caro que en P.I.B estamos los penúltimos de España, o sea, en el puesto 16º de 17º Comunidades. (Datos de 2010).
Si muchas de nuestras autoridades regionales hubiesen mirado más, por la defensa de la región y menos por sí mismos o por sus partidos no estaríamos como estamos. Pero es que el nuevo gobierno de Cantabria daba la posibilidad de cargos con sueldos sustanciosos y eso por lo visto, privaba para ellos más que tener o no razónes históricas, económicas, demográficas, etc… para sostener semejante »desvarío» de proyecto. Tampoco les importó traicionar a su propio pueblo.
Pero, ¿fue todo esto una forma de debilitarnos, sacándonos de la »órbita castellana», con ayuda de algúnas autoridades de nuestra región?. ¿Quién estuvo realmente detrás, interesado en este proyecto absurdo?. ¿Quién se ha beneficiado más de él, tanto dentro como, sobre todo, fuera de la región?. Pensando un poco, sabréis quien seguro.
Por todo esto, abogo ciudadanos de Cantabria, por empezar casi desde cero en la región. Mi solución, volver con Castilla de donde nunca debimos salir. Todavía estamos a tiempo.