Madrid multicultural o Madrid carente de cultura

Escudo de San Agustín del Guadalix

Carta al Ayuntamiento de San Agustín del Guadalix

Durante las fechas en las que escribo estas líneas, mes de abril, se ha convertido en habitual que los municipios madrileños celebren la andaluza Feria de Abril como si de algo propio y autóctono se tratase. Desde el respeto a la celebración de las tradiciones andaluzas, pues muchos vecinos de nuestra tierra tienen orígenes andaluces y es normal y deseable que conserven, compartan y difundan su cultura, no es tan ético ni deseable que se haga presentándola como cultura autóctona, mientras se ningunea y se condena al ostracismo la verdadera cultura que nos es común a todos los madrileños, los de cuna y los de adopción, la cultura castellana.

En mi caso en particular, la gota que ha colmado el vaso y me ha llevado a redactar este escrito, es la recepción en mi domicilio de la revista municipal de San Agustín de Guadalix, municipio del que soy vecino. Mientras que en la portada de la misma se autodenomina al pueblo de San Agustín del Guadalix como baluarte de la tradición, en la contraportada se publicita la celebración de la consabida Feria de Abril durante un fin de semana completo. Supongo que entonces se referirían a la tradición andaluza.
 
Cartel de la Feria de Abril patrocinada con dinero público en San Agustín del Guadalix
Por más que revisé no encontré mención alguna ni acto previsto para festejar una fecha que se celebra también durante estos días, 23 de abril, en una comunidad vecina y que es hermana castellana, el día de Castilla y León, para muchos de nosotros el día de Castilla sin más.

Yo disfruto como el primero compartiendo una sevillana (que para más señas es una derivación de la seguidilla castellana), un marisco gallego, un cava catalán, una cerveza alemana y hasta el más americano de los rock and roll, pero no es de recibo que se dediquen fines de semana al completo en festejar la Feria de Abril, la semana del marisco Gallego hasta incluso el Oktoberfest alemán, cuando en nuestra tierra no se han cubierto unos mínimos en políticas para fomentar, proteger, educar y poner en valor las tradiciones, cultura y folclore castellanos … Las únicas iniciativas relevantes al respecto provienen de asociaciones o particulares orgullosos de la historia y tradiciones de su tierra y que ven con dolor cómo se pierden en el olvido ante la apatía y la desidia de los organismos que deberían velar por ellas, Ayuntamientos y Comunidad Autónoma principalmente.

Por todos es conocido el folclore andaluz, catalán o vasco, pero es muy probable que muy pocos madrileños puedan contribuir a ese necesario y enriquecedor intercambio cultural, aportando el folclore y tradiciones  de su tierra, porque simplemente las desconocen o incluso piensan que no existen, asumen que su único folclore es uno común a toda España, que en la mayoría de las ocasiones coincide con el andaluz.

Por lo tanto o las instituciones asumen su deber de proteger, fomentar y difundir la cultura castellana de Madrid o en un futuro no muy lejano podemos encontrarnos con que la creencia popular será que el baile regional de Madrid son las sevillanas, el hip-hop o la macarena, la bebida típica el calimocho, el gin-tonic o la leche de pantera, el traje típico las Rayban polarizadas, el traje de faralaes o el sombrero cordobés, y la comida típica el fish and chips, el pescaíto frito o la paella madrileña….

Madrid es un pueblo acogedor donde los haya, cierto es. Famoso es el dicho de que “en Madrid nadie se siente forastero”, aunque en  este caso habrá opiniones para todos los gustos. Sin embargo, es indudable que Madrid ciudad, y por extensión su provincia, es paradigma de región multicultural y cosmopolita. Esto, que en principio es muy loable y motor de riqueza cultural del que todos nos beneficiamos, sin una debida promoción y protección de la historia, cultura y tradiciones autóctonas,  está ya degenerando en un mal entendido afán de multiculturalidad que anula lo propio para asumir lo ajeno, convierte a los madrileños en ciudadanos sin identidad, ignorantes de su historia y tradición, con una  cultura y folclore devaluados, condenados a ser un “de todo un poco”, una mezcolanza sin identidad, una mala copia del resto.

No es cierto que Madrid no tenga más cultura folclórica que las verbenas, los chulapos, las chulapas y el chotis, baile que por cierto era exclusivo de la ciudad de Madrid, no de la región, y que llegó hace relativamente poco, 1850, como una variante de la polca.

Nuestra cultura, folclore y tradiciones son mucho más ricos que una mera anécdota folclórica dentro de una gran historia, pero se ha promovido, alentado y perpetuado con la malsana intención de anular nuestra verdadera cultura, la cultura castellana.

Me causa especial sorpresa y penar comprobar como muchos jóvenes madrileños desconocen que Madrid formó parte de Castilla la Nueva hasta hace tan solo 30 años, (1983) cuando se destruyó políticamente a Castilla y Madrid quedó convertida en una isla por intereses partidistas, dándose el hecho de que Madrid es tierra castellana desde hace más de nueve siglos, desde 1083 en que Alfonso VI la conquistó a los musulmanes.

A lo largo y ancho de la provincia madrileña tenemos innumerables ejemplos de nuestra verdadera cultura: la jota de Madrid, la jota de El Molar, los cortadores de troncos de Navacerrada y Cercedilla, castillos humanos de la tierra de Alberche, la vaquilla de Colmenar, Judas de Tieldes, los Máscaros y la Pastolera de Braojos, los judíos de Fresnedilla, las hogueras de los quintos en Robledo de Chavela, las Mayas de Colmenar, las Águedas  de Navalafuente, la seguidilla madrileña, la jota y seguidilla de Chinchon…

Si nos acercamos a ellas sin los prejuicios creados por el desconocimiento y el ostracismo inculcados estos últimos años, nos encontraremos con tradiciones, bailes e instrumentos tanto o más alegres y artísticos que cualquier otro del resto de España o del mundo.

Así, a la par que nos enriquecemos culturalmente, contribuimos a  promover, proteger y transmitir nuestra historia y tradiciones, evitando que se pierda en el olvido una cultura de la que somos depositarios, honrando la memoria de quienes nos precedieron.

Por tanto, desde estas líneas quiero expresar mi queja a la Corporación Municipal y a la Concejalía de Cultura de esta Villa de San Agustín de Guadalix, esperando como vecino (y votante) que en la programación cultural de este municipio se informen primero  y se formen un criterio cultural sólido antes de hacer el ridículo.

Julio Calvo – Área de Defensa Cultural
Asociación Socio-Cultural Castilla