Una posible enseña del Condado
por Asociación Socio-Cultural Castilla
Según la información procedente de la Armada, la primitiva bandera castellana podría haber consistido simplemente en un paño escarlata (rojo). La institución militar afirma que en el féretro del Conde Garci Fernández (995) se usaron paños color rojo carmesí para enterrar al dirigente castellano.
También se hace referencia a que en aquellos lugares donde estaba el conde se usaba un guión personal de él que consistía en el mismo paño rojo cruzado por una banda de oro. Esa bandera roja con la banda en oro sería la que luego inspiraría la aparición de la Banda Real de Castilla, conocida hoy por todos.
La bandera de un Reino
La subida al Trono de Alfonso VIII como Rey mayor de edad en 1170 precipita la recuperación del símbolo castellano tras la separación de León. Para ello el monarca soriano toma el paño rojo original de los Condes de Castilla, sobre el que dispone un emblema parlante: el castillo en oro. A partir de ahí la bandera de Castilla será unívoca y continentalmente conocida: castillo en oro sobre paño de gules.
En el siglo XX
por Manuel González Herrero
Sabido es que Castilla ha sido hecha (es decir, deshecha) por la literatura. La cultura centralista del Estado la ha reducido a una mitología. Deber y necesidad de los castellanos es recuperar la autenticidad de todos los componentes de nuestra sustancia colectiva, asumir toda la tradición válida tal y como fue hechura real de nuestros mayores y desde estas coordenadas, proyectar e impulsar una nueva y fecunda vida del pueblo.
Es un hecho, una evidencia histórica que racionalmente no se puede negar, que el color emblemático de Castilla y del Estado castellano fue siempre el rojo carmesí. Su escudo, un castillo de oro de tres torres sobre campo de gules.
Así, por ejemplo, lo encontramos:
- En los escudos policromados que se conservan en la casa que fue palacio real de Enrique IV, en la plaza de la Reina Juana, en Segovia;
- En la herálidica que exorna el baldaquino sobre el sepulcro de los mártires, en San Vicente de Ávila;
- En los sellos de Alfonso X y Enrique IV;
- En la reja del presbiterio de la iglesia de Nuestra Señora de Soterraña, en Santa María la Real de Nieva;
- En el retablo principal de la capilla del Hospital de la Magdalena, en Cuéllar;
- En los escudos de armas de los Reyes Católicos;
- En las miniaturas de los códices alfonsíes, Cantigas, Libro de la Coronación y Libro del Ajedrez, en El Escorial.
Así, Lope de Vega canta en el siglo XVII en su obra «La Jerusalén conquistada»:
«Aquel Fernando venturoso espera
que corone el Alcázar de Sevilla
de las rojas banderas de Castilla».
Ahí está el pendón, en campo de seda carmesí, que se conserva en la iglesia de San Martín de la ciudad de Segovia, o el pendón que hay en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Sepúlveda, a la derecha del estrado presidencial, rodeado de pergaminos medievales con el sello encarnado. También es rojo el pendón depositado en la Sala del Solio del Alcázar de Segovia, así como las enseñas de Carlos I, en seda carmesí. Otra enseña, también, de Don Juan de Austria en su última campaña, en damasca del mismo color que se conserva en la Armería del Palacio Real de Madrid.
Ahí están también los dos viejos pendones de Castilla que en Julio de 1977 fueron bajados de la colegiata de Medina del Campo, donde estaban colgados desde hacía varios siglos. Fueron bajados para su estudio por una comisión investigadora designada por el Ayuntamiento de Valladolid e integrada por Don Amadeo Represa, director del Archivo Histórico Nacional de Simancas, y Don Juan José Martínez González, catedrático de Historia del Arte. Después de su examen, el doctor Represa hizo constar textualmente: «es indiscutible que la bandera de Castilla es de color rojo carmesí.»
También tenemos otro gran ejemplo en el pendón de Alfonso VIII, que cada San Mateo desfila por las calles de Cuenca desde la catedral al Ayuntamiento, custodiado por maceros, rememorando la conquista castellana de Cuenca en 1177. Un pendón que también es rojo.
Citaremos asimismo por último y de modo particular el pendón, rojo naturalmente, de las Navas de Tolosa, que se custodia en el Monasterio de las Huelgas (Burgos), y bajo el que lucharon las milicias concejiles de Castilla en uno de los hechos más decisivos de la historia de España y aún de Europa. El rojo es el color de la enseña y escudo de Burgos, así como de los de Soria y Ávila. Rojas eran las cruces que campeaban como distintivo de la rebelión en el pecho de los Comuneros, que por supuesto no alzaban ningún pendón morado. Escritores, historiadores y estudiosos de muy distintas ideologías han reiterado el color rojo carmesí como el color del pendón de Castilla.
Es también el color de los grandes y poderosos pendones de las iglesias, ermitas, cofradías y gremios de Castilla, que desde tiempo inmemorial los pueblos castellanos enarbolan para encabezar sus viejas y entrañadas procesiones:
Por último, en el libro de actas del Ayuntamiento de Valladolid se encuentra reiteradamente una descripción que dice que la enseña de Castilla «era grande y algo pesada, de tres varas y media de ancho y largo, de damasco carmesí, con las armas de Castilla por ambas partes pintadas en el dicho pendón.»
Por todo lo expuesto, y de acuerdo con la tradición histórica, hay que concluir que la genuina bandera de Castilla es roja, y la adopción de este pendón original es una de las facetas en la que debemos apoyarnos para restaurar la conciencia castellana en nuestra tierra.
Como información adicional, se enlaza a continuación un artículo de Ventura Leblic, diplomado en Genealogía Heráldica y Derecho Nobiliario por el Instituto Salazar y Castro del CSIC, miembro de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, correspondiente de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y miembro de la Sociedad Española de Vexilología. Dicho artículo fue publicado en el diario ABC, sección de opinión, en 19/03/2014.
Ventura Leblic: «El morado no es el color de Castilla» -ABC