El Honrado Concejo de la Mesta

por Asociación Socio-Cultural Castilla

La casi continua amenaza de las incursiones de los musulmanes ocasionaba tal inseguridad en los habitantes de la Península, que como con acierto señala Sánchez Albornoz, «ni los vínculos amorosos hacia el agro ni la devoción telúrica facilitó que la tierra, en sentido estricto, tuviera el mismo aprecio durante los primeros siglos de la Edad Media que su hermana la ganadería.» Según documentos de la época, tanto leoneses como castellanos apreciaban más los bienes muebles y el ganado que la riqueza inmueble anclada sobre el suelo e incapaz de seguirles durante las retiradas periódicas por las incursiones agarenas.

En consecuencia, en la economía rural del Reino de Castilla en la Edad Media, la cría de ganado fue ocupación esencial de la vida campesina, unas veces asociada a la agricultura, y otras, en gran mayoría, como actividad primordial en las zonas agrestes y poco fértiles, que comprenden casi todo el Reino. En las altiplanicies castellanas el factor pecuario fue en todo momento importante. La trashumancia no habría sido posible en un país agrario por razones obvias. Triunfó, pues, el pastor sobre el labriego, y como natural consecuencia, el concepto de Mesta (gremio) de los ganaderos constituyó una fuerte potencia económica y política, siendo la lana y no el trigo el factor más determinante de la riqueza de los reinos de León y Castilla, por sus similares condiciones geográficas y climáticas.

Alfonso VIII dictó las primeras disposiciones de pastores, en las que se autoriza a los ganaderos segovianos a trasladarse por el Reino de Castilla para apacentar allí sus rebaños. En 1266, aparece la Mesta de Alcaraz, la más antigua de Castilla, otorgada por real decreto de Alfonso X el Sabio.

Sin embargo, es en 1273 cuando nace el Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. Alfonso X el Sabio reunió a todos los pastores de los Reinos de León y Castilla en una asociación gremial y les otorgó una carta de privilegio. El rey decía de la Cabaña Real Trashumante que era «principal instancia de estos Reinos , cuya conservación tanto importa, así para sustento y población de fabricas, como para mantener el comercio con otros reinos y provincias, y la permutación de unas mercancías por otras, en cuyo tráfico son tan interesados mis vasallos y mi Real Patrimonio».

Ganado trashumante, por la Cañada Real que atravesaba Madrid

En este privilegio real, la anchura de las cañadas se limitaba a noventa varas castellanas (75 metros). A finales del siglo XIII, la fina lana castellana empieza a aparecer en los puertos de Inglaterra, Francia, Flandes y Florencia procedente de los puertos de la costa del Cantábrico.

En el siglo XIII, al conseguir el Rey de Castilla conquistar y pacificar extensas zonas en el oriente de Extremadura y La Mancha, los rebaños de ovejas y cabras adquirieron extraordinario desarrollo y gran calidad en sus ejemplares, lo mejoró cuando se consiguió aclimatar al clima mesetario la selecta raza merina. La raza merina, mejoradora de la castellana tradicional (churra) en lo referente a calidad y producción de lana, fue introducida en los primeros años del siglo XIV, como consecuencia de los cruzamientos entre ejemplares castellanos y africanos, procedentes estos últimos del reino sarraceno de los benimerines. De estos cruzamientos se consiguió la oveja merina, llamada así por su procedencia berebere «marini».

Ovejas merinas en trashumancia

En la Edad Media eran frecuentes las reuniones periódicas de los ganaderos y pastores de cada localidad comunal, destinadas a cambiar impresiones sobre las vicisitudes de pastos y a dictar normas sobre el apacentamiento de los ejemplares de la Mesta o beneficiarios de los pastizales comunales. Las decisiones de aquellas juntas comunales solían ser justas, honestas, y desde luego acatadas como inapelables por todos los ganaderos y pastores.

Los datos que se tienen afirman que en el siglo XV, la cabaña lanar en los reinos de León y Castilla alcanzaba 1.500.000 cabezas de ganado, lo que se convirtió en 2.700.000 cabezas al comenzar el siglo XVI. Bajo el reinado de los Reyes Católicos se alcanza el más alto grado de protección regia sobre la Mesta. En 1489, con el Ordenamiento del Concejo de la Mesta, los Reyes Católicos colocan al gremio bajo su protección personal. En 1497 se constituye la Real Cabaña de Carreteros, Trajineros, Cabañiles y sus Derramas, formada por las hermandades de Soria, Burgos, Ávila y Cuenca. Esta organización de transportistas operaba principalmente en el sistema Central y la lana era su mercancía más importante.

El fin de la Mesta

En 1759 accede al trono Carlos III, y aunque al principio respalda a la Mesta, luego se convence de que resulta más rentable desarrollar la ganadería estante y la agricultura. Su ministro Campomanes considera que la actividad pastoril trashumante impide el desarrollo de la agricultura. Así las cosas, la demanda de tierras arables sufrió un notable incremento en perjuicio de la actividad pastoril. Se inició un proceso de roturación masiva de tierras. Los ilustrados inician una tímida reforma agraria para satisfacer el hambre de tierras provocado por el crecimiento de la población. El mejor ejemplo de los nuevos tiempos es un famoso pleito entre la provincia de Extremadura y el Honrado Concejo por el que se abren nuevas tierras al cultivo pero se mantienen los privilegios de posesión de los mesteños.

En 1765 se produce la primera introducción de ovejas merinas en Alemania. Federico Augusto de Sagonia obtuvo de su primo Carlos III 92 carneros y 128 ovejas que fueron llevadas a Stolpen, cerca de Dresde. El rey de España dio órdenes expresas a su mayoral de El Escorial para que seleccionara los mejores ejemplares de la Cabaña Real, tarea que cumplió con tal celo que el rebaño elegido daría origen al famosísimo tipo de Sajonia.

En 1786, Luis XVI, Rey de Francia, solicita a su tío Carlos III que le procure un plantel de merinos para introducirlo en Rambouillet, cerca de Paris. El mayoral del Rey, Andrés Gil, seleccionó un rebaño de 334 ovejas, 42 carneros y siete capones que tardaron cuatro meses en llegar desde Segovia hasta Rambouillet. Fue la primera exportación lícita de ovejas merinas a Francia.

En 1795 Gaspar Melchor de Jovellanos publica su Informe sobre la Ley Agraria, un ataque más a la Mesta.

En 1809, tras la invasión francesa, Napoleón ordena el envío a Francia de miles de cabezas de reproductores merinos.

En 1812, las Cortes de Cádiz decretan la abolición de la Mesta, lo que no se hace efectivo por el retorno de Fernando VII, que restablece sus privilegios.

Por Real Orden de 31 de Enero de 1836, y tras casi 600 años de existencia, el Gobierno de la Regente María Cristina decreta la abolición del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores.