por Antonio Herrera Casado
Occilis fue una antigua ciudad de la tribu prerromana de los belos, conquistada por los romanos y posteriormente por los árabes, que la llamaron Medina Occilis (ciudad de Occilis), de donde surgió el castellanizado Medinaceli.
La gran población de romanos y árabes fue conquistada para Castilla por Alfonso VI en 1104, y repoblada por su tenente Gonzalo Nuñez de Lara, quien dejó libertad absoluta para la organización de su Concejo. Perdida poco después a manos de los musulmanes, fue vuelta a conquistar por el aragonés Alfonso I el Batallador en 1129, aunque volvería a manos castellanas poco después.
El de Medinaceli es uno de los mayores alfoces de toda la Transierra, potente como los de Atienza y Molina. Inició su repoblación mediado ya el siglo XII, una vez expulsados los árabes de las zonas de Calatayud y Sigüenza. Los extremos de este Común fueron cuajados de torres vigilantes. Aún vemos en la toponimia de algunas de sus antiguas aldeas, la referencia a dichos elementos defensivos: así Torrecuadrada de los Valles; Tortonda; Torresaviñán; Alcolea (del Pinar). Por haber sido sus tenentes los Lara, uno de sus pueblos adoptó su nombre: Laranueva. El Común se extendió hasta la orilla del Tajo, llevando a sus costados los concejos de Atienza y Molina. Muy pronto recibió Medinaceli su Fuero, concedido por el propio Alfonso VI.
Dice así Salvador de Moxó: «El sistema de repoblación concejil, que se desarrolla brillantemente a través de toda la Extremadura, se manifiesta eficaz en la Transierra. Sirvan de ejemplo Atienza y Medinaceli, donde se crearían comunidades de villa y tierra capaces de mantener durante mucho tiempo sus amplios alfoces jurisdiccionales, a los que irradian desde la propia villa su proyección repobladora y su organización administrativa».
De la tierra de Medinaceli, a la que en principio perteneció como mínima aldehuela sin importancia, surgió Sigüenza, enseguida cabeza de episcopalía independiente, que hipertrofió su dinámica social al amparo del señorío civil y espiritual de sus obispos.
Como recompensa por los servicios prestados al rey Enrique II de Castilla en la primera Guerra Civil Castellana (1351-1369), Bernardo de Foix fue intitulado en 1368 Conde de Medinaceli. En 1479 los Reyes Católicos elevaron el condado a ducado y en el año 1520 Carlos I incorpora al título la distinción de Grandeza de España. Se mantuvo así el alfoz de Medinaceli, primeramente libre y posteriormente sujeto a los duques hasta la abolición de los señoríos en 1812.