Artículo publicado en La Voz, sábado 2 de mayo de 1987
La existencia de una comarca encabezada por Aranjuez es hoy una realidad física incuestionable. Actualmente se tiende a definir las comarcas con referencia a un centro o nodo, un núcleo urbano que organiza a su alrededor un territorio y un conjunto de poblaciones vinculadas a él funcionalmente. Entre la ciudad de Toledo, el anillo meridional del área metropolitana de Madrid y los grandes pueblos de la Mancha ciudadrealeña, Aranjuez es la única aglomeración de peso demográfico, económico y cultural con capacidad de capitalizar su entorno territorial.
Geografía e Historia
Es también la encrucijada de los grandes recorridos, naturales y artificiales, en dirección este-oeste (el valle del Tajo) y norte-sur (el ferrocarril y la A-4). Centro de las vegas del Tajo y el Jarama, es a la vez punto de reunión de las altiplanicies circundantes: la Sagra, la llamada Alcarria de Chinchón y la Mesa de Ocaña; mesetas cuyos centros tradicionales han quedado supeditados a la cercanía de Aranjuez. Históricamente también pueden rastrearse los hilos de una identidad comarcal: el alfoz de Oreja, la Encomienda, la ribera del Tajo, el partido de Ocaña. Pero es, en definitiva, la organización funcional y demográfica quien determina la actual centralidad de la ciudad ribereña.
Comarca interregional
Esta comarca es la gran sacrificada por la segregación autonómica de Castilla la Nueva en dos comunidades: Madrid y Castilla-La Mancha. Al afianzarse una división política superpuesta a la realidad física, el conjunto comarcal pierde peso y fuerza en ambas regiones, a la vez que se dificulta la canalización de las actuaciones institucionales. Ahora las dos comunidades se esfuerzan en definir sendas delimitaciones comarcales que han de ignorar artificiosamente la comarca real. Así, la reorganización estatal impide el reconocimiento futuro de su entidad. De los ribereños dependerá entonces transformar este inconveniente en la ventaja de poder actuar como puente o charnela entre las dos autonomías.
Miopía
Pero no parece que los poderes locales, ni tampoco la iniciativa privada, sean aún conscientes de esta problemática. Las fuerzas vivas de Aranjuez muestran una acusada miopía en la consideración comarcal de la gran mayoría de sus acciones. Por ejemplo, los empresarios ribereños fueron capaces de organizarse y entablar una ofuscada batalla contra el desvío de la carretera A-4; sin embargo, ninguna voz se levanta para exigir la mejora de las lamentables carreteras secundarias por las que los comarcanos bajan a comerciar, estudiar, trabajar o divertirse a Aranjuez, las mismas que dificultan los recorridos turísticos interiores a la comarca.
Algunas preguntas
De hecho, ¿Quién se ha preocupado seriamente de determinar cuál es el alcance real, en la actualidad, del territorio vinculado funcionalmente a Aranjuez? ¿Cuántos estudios han intentado una delimitación geográfica, un conocimiento profundo de sus variables económicas y culturales? ¿Cuántos de nuestros concejales podrían indicar con precisión dónde está Valdelaguna, o por dónde se va a Alameda de la Sagra? ¿Saben nuestros comerciantes dónde viven sus clientes?
Actuar con urgencia
Es preciso, por tanto, que Aranjuez tome conciencia institucional del papel que desempeña como centro comarcal y puente entre las dos comunidades autónomas, y actúe en consecuencia. Es preciso un esfuerzo por acercarse a la comarca y conocerla: hasta dónde llega, cómo es, quiénes la habitamos, cómo la habitamos. Es preciso que toda iniciativa comercial, agrícola, industrial, turística o cultural, pública o privada, tenga en cuenta como condición de partida que a los 40.000 ribereños ha de sumarse un potencial de 100.000 comarcanos, y se planifique desde esas perspectivas. Es preciso y urgente actuar y asentar el lugar de Aranjuez en la realidad territorial, antes de que los centros de poder autonómicos impongan la unilateralidad de sus criterios, o que otras localidades de menor peso demográfico y económico, pero de mayor vitalidad sociopolítica, tomen la delantera en los distintos campos de la actividad supramunicipal.
Lorenzo Sánchez Gil
Javier Atienza