2. Los orígenes de Castilla: de Condado a Reino

En primer lugar, trasladémonos al medievo. A comienzos del siglo IX comienza la repoblación de las tierras que años más tarde van a configurar el condado de Castilla. Aprovechando los momentos de debilidad del Emirato de Córdoba, multitud de familias van atravesar la Cordillera Cantábrica desde las tierras de Cantabria y Vizcaya hacia unos territorios en los cuales no existe ningún tipo de organización territorial. Van a realizar presuras de terrenos, a restaurar iglesias y recuperar molinos con el fin de labrarse una nueva tierra donde vivir.

Parece que estos movimientos migratorios no son patrocinados por los reyes asturianos, sino que son abades o familias más o menos poderosas las que van a protagonizar las primeras repoblaciones. La situación del territorio no es ni mucho menos tranquila. Son varias las aceifas musulmanas que van a tener que soportar y poca la ayuda que pueden recibir desde la lejana capital asturiana. Aún así se supone que debieron de existir varias fortificaciones desde las que avistar los movimientos musulmanes y tratar de detenerlos aunque aún persiste la inferioridad de las tropas asturianas frente a la poderosa caballería cordobesa.

Colegiata de Santa María de Valpuesta

No solo van a ser clérigos los repobladores en estos momentos iniciales. Una carta de donación del 1 de Julio del año 811 nos habla sobre la donación que Guduigia hace al recién fundado monasterio de San Vicente y San Cristóforo de Fístoles. Incluye en su donación el propio monasterio así como territorios en Kabarzeno, Festoles (Esles) y Paniacos (Penagos). Firma el documento, entre otros, el abad del monasterio Sesinando, siendo obispo Kintila. Los orígenes de Castilla, como vemos, son godos, donde el componente cultural germánico tiene una importancia capital.

Sin embargo, la población en las montañas muere de hambre. La población decide dejar atrás la miseria y emprende la mayor aventura de sus vidas: abandonar las montañas. Hacia el 814 se inicia la empresa. «En la era 853 (rezan los Anales Castellanos) salieron los foramontanos de Malacoria y vinieron a Castilla». Una masa de gentes atenazadas por el hambre y dispuestos a jugárselo todo se desgaja de las estribaciones orientales de los Picos de Europa, bajan buscando la llanura hacia el sur y el este, desalojan a los moros y empiezan a asentarse en las tierras y valles del norte de Burgos, en el alto Ebro por Bricia, Villarcayo, Espinosa de los Monteros, Amaya, Valdegobia y Medina de Pomar; en la antigua Bardulia, que pronto se empezará a llamar Castilla.

En el año 850 el nuevo Rey Ordoño I de Asturias va a delegar el gobierno de sus territorios fronterizos a gentes de la familia real, quienes tendrán gran libertad de acción a cambio de su fidelidad: su hermano Gatón será Conde del Bierzo y su pariente Rodrigo se convertirá en el primer Conde de Castilla.

El Conde de Castilla será el encargado de recaudar los impuestos, cobrar las multas e impartir justicia en sus territorios. En los primeros años de su gobierno se reanuda la repoblación de nuevos territorios bajo la acción de eclesiásticos y señores pero a partir del 860 el propio conde va actuar y repoblará Amaya (860).

La vida del condado será de práctica total autonomía durante las décadas siguientes, si bien nominalmente se engloba en el Reino de Asturias, primero, y cuando éste traslada la Corte de Oviedo a León, en el Reino de León.

En el año 920 el Rey de León Ordoño II sufrió la derrota de Valdejunquera. El monarca atribuyó el desastre a la negativa de los magnates castellanos de acompañarle en la guerra de Navarra y se propuso castigarlos con máximo rigor. Sabedor Ordoño de que los cuatro magnates más poderosos del condado de Castilla se hallaban reunidos en Burgos, los invitó a una conferencia en Tejares, a orillas del río Carrión, adonde acudieron sin desconfianza. Allí los tomó presos y los condujo a León, donde los ejecutó.

Laín Calvo y Nuño Rasura
Laín Calvo y Nuño Rasura, primeros jueces de Castilla

Indignados los castellanos por esta acción y no pudiendo levantarse en armas acordaron proveer por sí mismos su gobierno, eligiendo entre los nobles dos magistrados, uno civil y otro militar, con el nombre de Jueces, para recordarles que su misión era de hacer justicia y no la de oprimir a los pueblos con su autoridad, o menoscabar su libertad.

Estos jueces ejercieron su oficio basándose en los usos y costumbres de Castilla (juicio o fuero del albedrío) y sus sentencias se denominaron fazañas. Juzgaban a la manera de los visigodos y en esta forma de semirrepública se erigió Castilla hasta que se erigió en condado independiente. Para este honroso cargo fueron nombrados en el año 842 los dos primeros jueces castellanos: Nuño Rasura y Laín Calvo.

En el año 932 Fernán González es mencionado como Conde de Castilla por primera vez. Personaje teñido de tintes legendarios, la base patrimonial de su familia era el castillo de Lara (Lara de los Infantes), estableciendo un poderoso linaje que alcanzará gran influencia. Crece en el castillo de Lara y hereda el título de su padre tras el apresamiento y muerte de su tío Nuño Fernández. Fernán González tuvo un papel destacado en la batalla de Simancas (939) en la que fueron derrotadas las tropas del califa Abderramán III. A continuación conquistó Sepúlveda y la repobló (940), así como Riaza y Fresno. Ese mismo año concedió un fuero a Sepúlveda, dicho fuero estaba concebido para atraer repobladores a esa zona extremadamente peligrosa por su situación fronteriza con las tierras musulmanas.

Tras varios avatares históricos donde el Condado de Castilla pasa a manos navarras, recae finalmente en la persona de Fernando I, hijo del navarro Sancho Garcés III. Fernando es proclamado Conde de Castilla en 1028. Gracias a la política matrimonial, Fernando logra concentrar en su cetro los Reinos de León y Galicia, además del Condado de Castilla. A su muerte repartió sus territorios entre sus hijos, y para evitar agravios, elevó el Condado a la categoría de Reino, igualando así la herencia de sus herederos. A Alfonso le dejó el Reino de León, a García el Reino de Galicia, y a Sancho, en el año de 1065, el ya Reino de Castilla.