1. El nombre de Castilla

por Asociación Socio-Cultural Castilla

El nombre de Castilla

Monumento al nombre de Castilla en Taranco de Mena (Burgos)

La simbología de Castilla está completamente relacionada con su nombre, etimología y significado. La palabra «Castilla», nació derivada del latín «Castellum», palabra a su vez diminutivo romano de «Castrum», que significa campamento militar. Así, la palabra «Castellum» viene a significar «fuerte» o «fortaleza». Por derivación de ese topónimo se empezó a emplear la palabra «CASTELLA» para denominar a la Bardulia (región que comprendía el norte de Burgos, Palencia y Cantabria), debido a que, por su propia condición de frontera con los musulmanes en los albores de la Reconquista, era un territorio cuajado de castillos, fortalezas, torreones y atalayas, distribuidos con una densidad realmente asombrosa.

Se considera que el nombre de Castilla nació testimonialmente el 15 de Septiembre del año 800 en el hoy desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena (Burgos) situado en esta localidad. El nombre de Castilla, en latín, aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos:

«Ego Vitulus abba, quamuis indignus omnium seruorum dei seruus […] fundauimus ipsam basilicam in ciuitate de area patriniani in territorio Castelle.»

Algunos historiadores han apuntado a que el conocido como «Diploma de Taranco» es apócrifo, y podría haber sido redactado en el siglo XII para justificar la propiedad eclesiástica de los terrenos a los que se alude. En este sentido conviene leer el artículo de este enlace, sobre el carácter apócrifo del conocido como Diploma de Taranco.

No obstante podemos encontrar en la Crónica Silense:

«Bardulies, qui nunc uocitatur Castella» (Bardulia, a la que ahora llamamos Castilla)

De este modo, el nombre de Castilla en su forma latina «Castella» quedó asociado desde sus inicios a las fortificaciones, aludiendo a la gran proliferación de castillos (castellum) en su territorio. Por castillos no entendemos la concepción bajomedieval, sino la primigenia: torreón o atalaya vigía. El castillo en los albores de la Reconquista no era por tanto una gigantesca fortificación con fosos, matacanes, torreones, almenas, etc. En muchas ocasiones el «castellum» no era más que una torre fortificada en una loma o cerro, fiel expresión de la humildad y la miseria en que vivía la sociedad cristiana de la época.

En fecha tan temprana como el 4 de Julio del año 852, Rodrigo, familiar del Rey de León Ordoño I, ya aparece como primer Conde de la historia de Castilla:

«Facta scriptura sub era octogessima nonagessima, tertia feria, quarto nonas iulias, regnante Rodericus Comite in Castella.»

Quedaría, por tanto y para la posteridad, el nombre de Castilla asociado a la fortificación militar por antonomasia: el castillo.