La calamitosa situación a la que los distintos gobiernos que se suceden en España y en las autonomías de Castilla en los últimos años han condenado al río Tajo comienza a ser de urgencia comunitaria. El nuevo pacto alcanzado entre el Gobierno central y las autonomías afectadas por el trasvase Tajo-Segura exhibe los tintes más negros del colonialismo decimonónico, y ante ello la Asociación Castilla no puede permanecer en silencio: se trata de un bien medioambiental indispensable, se trata de uno de los padres de Castilla (junto al Duero); se trata en definitiva del legado natural que hemos de dejar a nuestros hijos.
Un río no es un hecho aislado, ni mucho menos un bien «travasable». Un río es una gran fuente de riqueza porque el agua es vida, es naturaleza y es ecosistema. El río Tajo, el más extenso en longitud de la Península Ibérica, es un recurso natural que no pertenece a los votantes de esta legislatura, ni siquiera a esta generación. Tampoco pertenece siquiera al Estado Español actual. El río Tajo es patrimonio del solar de aquellos pueblos celtíberos que desde antiguo se beneficiaron de sus aguas: lusitanos, vetones, carpetanos… naciendo en las estribaciones de Aragón en la Ibérica, atraviesa hoy Castilla, Extremadura y Portugal, realidades histórico-humanas herederas de aquellos pueblos y de aquel legado. Son pues los habitantes de sus riberas desde antiguo hasta hoy quienes tienen (tenemos), no solo el usufructo de los bienes que proporciona el padre Tajo, sino también el deber histórico de conservarlo y entregarlo a las generaciones futuras en perfectas condiciones; o al menos en las mejores posibles.
Ni que decir tiene que los castellanos no estamos cumpliendo con ese deber. Nuestros hermanos portugueses ya han alzado la voz contra los desmanes del Gobierno (ver comunicado de la asociación Pro Tejo) alertando a nivel europeo de la apropiación del Estado Español respecto a un recurso que, como hemos apuntado, pertenece comunitariamente a todos los habitantes de las riberas del Tajo y donde Portugal, como Estado Soberano hoy día pero también como parte de Hispania tiene cosas que decir (y no pocas precisamente).
Sin embargo la alianza del Ministerio de Medio Ambiente con las regiones de Murcia y Valencia (y los intereses económicos que subyacen en ella) son difíciles de vencer, a lo que la bovina aquiescencia de los gobiernos autonómicos de Castilla (especialmente la Comunidad de Madrid y la Junta de Castilla-La Mancha) no hace sino agravar la situación.
Sin embargo, el hecho de que haya regiones y ciudadanos que pretendan saquear el río (máxime siendo ajenos históricamente al Tajo y cuya inmersión en la gestión de un curso de agua a 300 km de sus fronteras es intolerable), los castellanos no hemos de arredrarnos. Todo aquel ciudadano que sienta esta tierra debe dolerse de la situación del padre Tajo. En la actualidad Toledo y Guadalajara sufren principalmente las consecuencias, pero es labor de todo el pueblo castellano cambiar esta situación. Los castellanos hemos de ser conscientes de que no podemos hurtar nuestro deber para con el río y toda la cuenca del Tajo, de quienes somos deudores y gracias a quien cuando abrimos el grifo hay agua en nuestras casas.
La tierra nos da el agua, y nosotros le debemos lealtad, defensa y responsabilidad. No importa si bebemos del Algodor, Manzanares, Henares, Tajuña o Gallo. Castilla la Nueva es hija del Tajo, y los castellanos tenemos varios deberes que atender en esta cuestión:
- En primer lugar, aunar esfuerzos con nuestros hermanos extremeños y portugueses para ofrecer un frente de defensa integral a nivel ciudadano: plataformas y asociaciones que constituyan un bloque importante, ajeno a todo tipo de intereses temporales y centrado en la defensa del río con el objetivo de acabar para siempre con la ignominia del trasvase Tajo-Segura.
- En segundo lugar concienciarnos como pueblo a nivel local, comarcal y regional: el río Tajo es nuestra fuente de vida, la de todos los habitantes de la ribera y de la cuenca: en Castilla fundamentalmente urge sustituir la pugna partidista y televisada por una defensa ciudadana efectiva y leal hacia nuestro río: el verdadero castellano que ama a su tierra ha de alejarse de incoherencias como son defender el Tajo en la esfera privada y apoyar a quienes lo trasvasan en el ámbito público (o a través de su apoyo electoral).
Desde la Asociación Socio-Cultural Castilla queremos hacer una llamada de atención al pueblo castellano para se tome en conciencia la importante devaluación del río Tajo y se conozca la infamia de quienes pretenden, bajo oscuras motivaciones económicas, forzar al padre Tajo a desembocar en el Mediterráneo en lugar de donde lo quiso la naturaleza.
Defiende el Tajo, defiende la cuenca. Es el legado de tus hijos. El río es la vida; nuestra vida.
Asociación Socio-Cultural Castilla
Área de Medio Ambiente