Crónica jornada de San Millán 2019 – San Lorenzo de El Escorial

Fieles a nuestra tradición, la asociación celebra por San Millán (en esta ocasión lo ajustamos al 23 de noviembre) una comida de hermandad entre socios, antesala de nuestra Asamblea Ordinaria.

Es nuestra costumbre, para estas ocasiones, identificar alguna localidad en la provincia de Madrid (por aquello de la facilidad geográfica para  los socios de las diferentes partes de nuestra tierra) que contenga interés histórico o patrimonial y utilizar así la mañana para una breve visita cultural.

La villa elegida en esta ocasión fue San Lorenzo de El Escorial, en la comarca de la Sierra de Guadarrama. Hablar de este enclave es hablar del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, declarado Patrimonio de la Humanidad junto con otros elementos del Real Sitio que incluyen también edificaciones ubicadas en la colindante villa de El Escorial.

Siempre hay confusión de nombres y esta es una buena ocasión para recordar que San Lorenzo de El Escorial (donde se ubica el Monasterio y la mayor parte de los edificios que componen el Real Sitio), se escindió de El Escorial como municipio independiente en 1836, en tiempos de Isabel II.

El Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial y El Escorial, nacido como híbrido de señorío de realengo y de abandengo en tiempos de Felipe II se correspondería con los actuales municipios de San Lorenzo de El Escorial, El Escorial, Zarzalejo y Santa María de la Alameda y es el nombre que Patrimonio Nacional utiliza en la actualidad para referirse al patrimonio histórico-cultural ubicado en estos cuatro municipios (si bien éste se concentra en los dos primeros y con protagonismo claro en San Lorenzo).

Aunque nos centramos en el Monasterio, es imposible visitar y disfrutar en su totalidad de su monumentalidad y simbolismo. Como sabemos, obra original de Juan Bautista de Toledo, intervinieron también en su diseño Juan de Herrera y otros afamados arquitectos de la época, fue creado como referencia del poder y pujanza  de la Monarquía Hispánica.

Su parte palaciega tiene dos vertientes muy contrapuestas: la de los Borbones y la de los Habsburgo y de ella, tal vez esta última es la que más disfrutamos, pues su conexión con la tradición y la sobriedad castellana es muy notable.

Espacios que también nos deleitaron o impresionaron fueron la Baśilica, la Biblioteca, las Salas Capitulares y de las Batallas y,  por supuesto, la cripta y el Panteón de Reyes, donde reposan los restos de todos nuestros monarcas desde Carlos I, con las únicas excepciones de Felipe V y Fernando VI y, las que parecen más que lógicas ausencias de Amadeo I  de Saboya y José I Bonaparte.

No pudimos por falta de tiempo visitar los jardines ni el resto de edificios del Real Sitio y sólo alcanzamos a pasear por delante de otros edificios significativos de San Lorenzo: el Real Coliseo de Carlos III, la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia (en cuya Romería, de puro sabor castellano, algún año han participado miembros de la asociación aportando cumplida reseña), alguna de las Casas de Oficios, el Ayuntamiento…

Según las normas de Patrimonio, no es posible sacar fotos del interior, con lo que sólo podemos publicar instantáneas que tomamos a la salida alrededor del edificio.

Si bien el grupo de visita inicial fue más reducido, el resto de la jornada, centrada en la comida de hermanamiento (que por motivos prácticos tuvo finalmente lugar en la vecina Collado Villalba) y asamblea, ya contó con el resto de los participantes.

Nada destacable de esta segunda parte de la jornada más allá de la indicación de que, como corresponde a la ejecución de la asamblea interna, se dió repaso al ejercicio anual y se debatieron propuestas y actuaciones para el siguiente.

 

¡Viva Castilla, viva San Millán!