El pasado 11 de Noviembre la asociación celebró su comida anual de hermandad dentro de la celebración del Día del Patrón de Castilla, San Millán.
Es costumbre que se elijamos alguna localidad de la provincia de Madrid para este evento, y esto tiene una causa meramente práctica: facilitar el acceso a todos los socios buscando un punto equidistante para todas nuestras provincias y que resulte bien comunicado. Si nos fijamos, esta misma razón práctica se utilizaba en el pasado para la convocatoria de Cortes y ello llevó a la Villa de Madrid a convertirse en la capital de España, finalmente.
Chinchón, en la comarca de Las Vegas (del Tajo) o Alcarria Madrileña es una Villa preciosa con un pasado histórico muy interesante y un componente patrimonial impresionante. Además de basar su economía en los cultivos agrícolas de la comarca (cebolla, ajos, vinos y, ¡por supuesto!, el famosísimo aguardiente de Chinchón) ha tenido esta localidad el buen juicio de enfocarse al turismo de una manera muy correcta: enorgulleciéndose de su identidad castellana y haciendo un gran esfuerzo de conservación y puesta en valor de su arquitectura popular. Tan así, que una sola jornada es insuficiente para recorrer y disfrutar de todo el patrimonio monumental de Chinchón. Como guinda al enfoque turístico de la villa, esta se ha convertido en las últimas décadas en uno de los destinos de referencia en el ámbito gastronómico. Y qué mejor remate de una visita a una villa castellana que el disfrutar plenamente de nuestra riqueza culinaria para sentirnos totalmente inmersos en nuestra tradición.
Como decíamos, insuficiente una jornada para verlo todo, pero sí hicimos un recorrido por las calles de la villa, comenzando por su vistosa plaza de neto sabor castellano, y una visita externa a determinados enclaves: la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la Torre del Reloj, el Convento de las Madres Clarisas, estuvimos en el precioso claustro del Convento de los Agustinos (actualmente Parador de Turismo)… Una lástima el estado del Castillo de los Condes, junto al que nos hicimos la ‘foto de familia’. También es una lástima que no se pueda visitar. Su condición de propiedad privada y el citado mal estado lo impiden.
Tras la comida, en la sobremesa, celebramos la Asamblea Anual Ordinaria de la Asociación, en la que se trataron diversos temas organizativos, actividades próximas, etc.
Y para la vuelta a casa, una parada previa por el Convento de las Clarisas: es preceptivo si se visita Chinchón adquirir sus tradicionales postres artesanos, ¡que no nos falten!.