Tras todo este tiempo irregular y extraño al que nos han obligado la pandemia y las medidas de seguridad sanitaria, por fin pudimos recuperar nuestro ritmo normal el pasado mes de octubre.
La verdad es que no pudo ser mejor el evento elegio para retomar nuestas actividades presenciales. Nos referimos al Homenaje Anual que la ASCCAS realiza ante la tumba del Conde Fernán González, en Covarrubias.
De esta manera, el 30 de Octubre, miembros de la asociación realizamos nuestra tradicional ofrenda floral y rendición de pendones ante la tumba del padre de la Castilla.
Como elemento a destacar este año, mencionar que hicimos lectura, dentro del acto, de uno de los poemas del libro La Bandera Arriada, de Juan Carlos García Hoyuelos. Este libro, mucho más que un poemario, es muy significativo y muy importnate para nosotros, como hemos mencionado en varias ociasiones. El poema elegido fue Al llegar a Covarrubias… una bandera: por supuesto, más que apropiado para la ocasión.
El acto concluyo con la versión recitada del Himno a Castilla de Antonio José Martínez Palacios
A causa de la inestabilidad metereologica de ese día, suspendimos la marcha a pie hacia el Monasterio de San Pedro de Arlanza y en su lugar, este año, realizamos una superinteresante visita al museo que aloja la propia Colegiata de Covarrubias: arte e historia de la comarca al tiempo que se repasa el orígen y visicitudes de esta construcción a lo largo del tiempo.
Antes de la comida de hermandad en la cercana villa de Santo Domingo de Silos, hubo tiempo para otra visita: la exposición Armas de asedio en la Edad Media, en el Torreón de Fernán González, de la que nos trajimos mucha e interesante información y muy bonitas fotos.
Discurso de nuestro Presidente, Angel Valera, en la Colegiata:
Queridos socios y amigos:
No quisiera empezar este acto sin recordar a todas las víctimas de la Covid19. Particularmente a esos casi 50.000 ancianos fallecidos en su mayoría por falta de atención sanitaria, de esa Sanidad que curiosamente ellos ayudaron a forjar durante décadas. Como siempre y una vez más, nuestros mayores han sufrido las consecuencias del abandono institucional al que nuestra casta política nos tiene ya acostumbrados. No quiero entrar ahora en responsabilidades, pero para mí está claro que la división de Castilla en el vigente mapa autonómico no ha servido precisamente de ayuda en los graves momentos de la pandemia. Descansen en paz y ojalá algún día los responsables de tanta desidia criminal se sienten frente a los tribunales de justicia.
Y es que hay que recordar una vez más que Castilla no tiene quien la defienda. Castilla carece de representación institucional y el pueblo castellano vive hoy segregado de todo en el conjunto de los pueblos de España. La última institución castellana, el Consejo de Castilla, fue disuelta en 1834, pasando sus competencias al Estado. En esta situación, 7 locos de Castilla hace 10 años, decidimos fundar esta asociación para defender nuestra tierra, su cultura y su identidad frente a todo y frente a todos. Por encima de espurios intereses políticos. Por encima de ideologías. Por encima de ambiciones personales, antepusimos el amor, que es el don más fuerte que Dios ha dado a los hombres. Y esa fundación de la cual este año festejamos su décimo aniversario, la hicimos desde nuestra condición de hombres libres. Sin pedir permiso a nadie y sin rendir pleitesía alguna. Que es así como nuestros antepasados levantaron Castilla. Podemos decir por tanto, que de alguna manera esta humilde asociación castellana es la última asamblea libre de Castilla. Por eso nuestro compromiso no es con unas siglas o con un interés privado. Es un compromiso con Castilla y con el pueblo castellano.
Pedimos hoy humildemente al Buen Conde su intercesión y su ayuda. Que si en algo hemos errado nos lo perdone. Y que si en algo hemos acertado, nos lo premie Dios con nuevos desafíos. Llevamos 10 años sin arriar la bandera. Y con la ayuda de Dios y de nuestros antepasados, la seguiremos manteniendo en alto.
¡Viva Castilla y viva el pueblo castellano!
Discurso enviado por nuestro vocal y socio fundador Vicente Hernández y leído durante el acto de homenaje:
Buenos días
Aunque hoy no he podido acompañaros en este acto y en la posterior marcha , os tuve presentes la semana pasada al andar unos kilómetros por la Casa de Campo, que si bien no es tierra tan sagrada para el castellanismo, también es campo castellano.
Y entre pinos, encinas, fresnos y otras especies arbóreas del país, me vino precisamente a la cabeza ese verso tan hermoso de un poema tan hermoso como es el Poema de los Comuneros:
“ si los pinares ardieron, aún nos queda el encinar “
A pocos kilómetros de la megalópolis mesetaria aún quedan resquicios de encinar mediterráneo, de ese encinar castellano y comunero.
Andando por ese otro campo castellano he rememorado a los héroes que hace 500 años perdieron la cabeza (literalmente ) por la libertad del Reino. Por supuesto que Castilla no son solo los comuneros. Castilla no es solo el “campo amarillo de Antonio Machado”. No es sólo trigo y carrascas ni es solo pueblos, gentes austeras y dulzainas. Castilla somos los castellanos . Los que ignoran o desprecian sus raíces y los que aún queremos a Castilla y luchamos por ella. ¿Que podemos ser pocos ? No es el número el que da la razón, ni la verdad es menos verdad porque la defendamos un puñado. Porque, como decía el mismo poema
“aunque quedemos un puño, / hasta el fin combatirá.
Que nunca nos diga el pueblo / que nos echamos atrás”
Estemos en Toledo o en Madrid, estemos en Valladolid, en Soria o en Santander. Podamos organizar actos presenciales o nos obliguen a quedarnos en el mundo virtual. Somos la última barricada de esta sufrida tierra.
Y por eso venimos hoy ante ti, buen Conde a rendirte homenaje. Y a pedir que san Millán ilumine nuestros pasos y nos de fuerza en momentos de flaqueza.
¡Viva Castilla!