VII Homenaje Anual a Fernán González y Marcha de los Pendones a San Pedro de Arlanza (Junio 2019)

Desde Santander hasta Puertollano, todo es campo castellano … así dice el dicho y por eso, socios de Castilla la Vieja y de Castilla la Nueva, un año más nos dimos cita el pasado 15 de Junio donde comenzó todo, en Burgos, Cabeza de Castilla.

 

Junto a la tumba del Conde Fernán González, tras la ofrenda floral y nuestra ya tradicional presentación de pendones, renovamos vasallaje a la persona que inspiró la identidad castellana y que simboliza el ideal que todo castellano debe perseguir en cuanto a amor y compromiso con nuestra tierra  y su gente, con nuestros antepasados y con el presente y el futuro de Castilla.

Tras el sobrio, pero emotivo acto en la Colegiata de Covarrubias, tras recitar el Himno a Castilla de Antonio José Martínez Palacios,  iniciamos la que nos gusta llamar Marcha de los Pendones, que no es sino el recorrido a pié con banderas hasta el Monasterio de San Pedro de Arlanza,  simbolizando la conexión entre ambos lugares.

En esta ocasión, debido a las obras de restauración del Monasterio y el cierre de su acceso, elegimos subir a las ruinas de la ermita de San Pelayo, construcción precursora del mismo. Situada junto a la famosa cueva de los eremitas y siendo lugar  y personaje protagonistas del relato tradicional sobre el Buen Conde y la fundación de Castilla, rendimos tributo a este hecho eligiéndolo como escenario de las lecturas poéticas que culminaron el acto de homenaje.

La jornada terminó con una comida de hermandad en la cercana y bella  localidad de Santo Domingo de Silos.

 

Discurso de nuestro Vocal por Castilla la Nueva, Juan José Marigil:

A lo largo de Castilla son innumerables los lugares que han marcado el devenir de nuestra historia, como innumerables son también los personajes que con su contribución artística, científica, militar, etc. han contribuido a acrecentar la huella de Castilla en España y de esta en la humanidad. Pero pocos castellanos valoran en su justa medida el origen de Castilla, que partiendo de un pequeño condado en el norte de la Península Ibérica, alcanzó una dimensión continental y, más aún, planetaria.

Por eso, desde la Asociación Castilla, en un ejercicio de justicia histórica, rendimos cada año este más que merecido homenaje a Fernán González, cuya figura forma parte de los pilares sobre los que se asienta nuestra madre Castilla.

 Mil años después de su partida, nuestros pendones se unirán una vez más a los pies de su tumba, renovando la determinación por mantener viva la llama de la identidad castellana, como un reto vital que hoy nos inspira y nos exige, nos estimula y por supuesto nos emociona.

 En la Asociación Castilla tenemos un compromiso con esta tierra. Y como tal, seguiremos participado de forma activa en aquellas iniciativas sociales y culturales que defiendan nuestro patrimonio común, pues conscientes siempre del grandioso legado heredado, no estamos dispuestos a permanecer impasibles ante la degradación, los agravios, la desidia y el abandono de la Castilla de nuestros padres, cuya salvaguardia hoy nos compete, para el día de mañana transmitir a nuestros hijos, como eslabones inseparables de una cadena sin fin.

Pidamos al “Buen Conde” que nos guíe en esta empresa, iluminando el largo camino que hemos decidido transitar, siempre por el bien común de Castilla.

Que así sea.

 

Discurso de nuestro Presidente, Ángel Valera

Ser castellanista es denunciar públicamente la división arbitraria del territorio castellano. Ser castellanista es denunciar también la división y silenciamiento de su pueblo.

Ser castellanista es cuestionar el vigente mapa autonómico. Denunciar estatutos de autonomía impuestos y nunca refrendados por los castellanos.

Ser castellanista es denunciar la existencia de autonomías inventadas, que llevan 40 años borrando la Historia de Castilla de sus ciudadanos.

Ser castellanista es decir, bien a las claras, que la democracia nunca llegó a Castilla, ni en 1.978 ni después.

Ser castellanista es exigir el reconocimiento de Castilla como la identidad más evidente de cuantas existen en España.

Ser castellanista es señalar a todos los responsables de la actual situación de discriminación de nuestra tierra. Responsables en el centro y también en esa periferia, que lleva siglos beneficiándose a costa de la mordaza que sufre el pueblo castellano.

Ser castellanista es sentir el orgullo de nuestra Historia, asumiéndola en su totalidad y defendiéndola ante falsificadores de un  lado y de otro.

Ser castellanista es exigir ayudas para las familias con hijos y paliar nuestro grave problema demográfico. Y no resignarse a ser el geriátrico de España y dentro de poco la mayor necrópolis de Europa.

Ser castellanista es también ser solidario con otros pueblos silenciados, como el leonés.

En definitiva, ser castellanista es defender con uñas y dientes a su pueblo, su Tradición, su espiritualidad, su manera de ser y de sentir, su cultura y su derecho a un futuro. Porque la realidad es que Castilla, nuestra Castilla, y si nadie lo remedia, se encuentra en la recta final de su existencia. Nos lo exigen nuestros antepasados. No nos resignaremos jamás a ocupar un lugar en la sombra en los museos arqueológicos de medio mundo.

Ante la tumba del Buen Conde. Ante nuestros antepasados que nos contemplan desde las estrellas. Y ante Dios, que todo lo puede.

¡Viva Castilla! ¡Viva el pueblo castellano!