LAS FIESTAS DE PRIMAVERA EN LA PROVINCIA DE SEGOVIA (y III).

(Lee la segunda parte del reportaje pulsando aquí).

 

Cantar el Mayo

Era costumbre en toda la región castellana y también muy arraigada en la provincia de Segovia, cantar “los Mayos” coincidiendo con la subida del Mayo.

Originariamente éstas eran canciones de ronda que no difieren demasiado de las marzas, cosa que no es extraña ya que ambas celebraciones tienen el mismo origen y finalidad. Cantos a la llegada de una nueva estación, que cuando se incorporaron a los cantares de ronda, introdujeron estrofas alusivas a la dama que se iba a rondar.

Estas estrofas están sacadas de la literatura clásica y precisamente por su origen común no difieren de unas regiones a otras en cuanto a la métrica, desarrollo y temática, diferenciándose únicamente en la música.

Agapito Marazuela (1964) en su “Cancionero segoviano” incluye esta canción del Mayo originaria de Escalona del Prado:

“Con estos pasitos / admiras al mundo;
zapatito blanco, / media colorada,
bonita es la niña/  pero retratada..

Ya te he retratado/ dama, tus facciones; 
ahora falta el mayo/ que te las adorne.”

En ciertas ocasiones, y como consta en dicho cancionero, los Mayos también se cantaban dedicados a la Virgen, lo que constituye un claro ejemplo de cristianización de una costumbre pagana, en la que se pasa de cantarle a la mujer amada a cantarle a la Virgen como ideal de belleza femenina.

Como muestra de un Mayo castellano valga éste:

                                              “A cantar el Mayo

                                               señora venimos

                                                y para cantarle

                                                licencia pedimos (…)” *

* (Letra completa en el siguiente enlace: Mayo dedicado a la Virgen.)

He querido también recuperar esta canción del Mayo, ya perdida, que lleva por título “Las rosquillas”, recogida en Nava de la Asunción en 1951 por las Misiones Folklóricas realizadas en aquellos años por toda la geografía española y que hoy están documentadas en los Archivos del CSIC. Se trata de un antiguo canto de mayo que interpretaba Faustino Garzón Martín, apodado “tio Coche”.

 

Las rosquillas eran un elemento que  aparecía en casi todas las manifestaciones de tipo religioso y festivo. Normalmente se utilizaban como ofrenda en algunas celebraciones a partir de la Pascua, pero también eran junto a otros dulces, ofrecidos por las mozas durante los meses de mayo y junio a los jóvenes que las rondaban y enramaban.

Todas estas coplas de “Las Rosquillas” se cantaban el 2 de mayo por la noche, pero también la víspera de la Ascensión y la del Corpus.

Estas son algunas de ellas, por título “Cuatro coplas elevadas”:

“Aquí te vengo a cantar                                 En la tercera quisiera

cuatro coplas elevadas;                                 estar cuatro partes hecho,

en la primera te digo                                      que te he venido a quitar

que eres la flor de las damas.                        el sueño de tu sustento.

 

En la segunda quisiera                                    Si yo te he quitado el sueño

darte mi satisfacción,                                     tu me traes muy desvelado,

porque te traigo y te llevo                              matita de perejil

dentro de mi corazón.                                    cortada en el mes de mayo”

 

Fotografía de Daniel Ochoa.

La Maya

En su manifestación más extendida, las Mayas son niñas, generalmente preadolescentes, que durante las festividades del mes de mayo se visten de blanco con coronas, guirnaldas y mantos decorados con flores, y se sientan en una silla a modo de trono o altar en la calle, mientras otras muchachas que forman parte de su cortejo bailan y piden dinero y golosinas a los transeúntes «para la maya». Esta tradición se describe ya en el Diccionario de la lengua castellana de 1734.

Debido a la influencia de la Iglesia católica, en muchos aspectos, la Maya-niña representa los mismos ideales de virginidad y castidad que la Virgen, de ahí la dedicación del mes de mayo a la Virgen María, que ha pasado a ocupar el papel de la «reina maya» en algunas tradiciones populares.

El origen de la figura de la Maya, representativa de la transición de niña a mujer se encuadra en los ritos pre-cristianos encaminados a celebrar el final del invierno, la fertilidad y lo femenino.  De la Edad Media datan algunas menciones en cantares juglarescos, y posteriormente en el Siglo de Oro se encuentran alusiones a la Mayas en obras de autores como Tirso de Molina o Lope de Vega.

Esta Maya se lleva la flor,
que las otras no.
Esta Maya tan hermosa.
tan compuesta y tan graciosa,
viene a ser de Cristo esposa,
y la palabra le dio, que las otras no”

            “Auto sacramental La Maya” (Lope de Vega)

Otras alusiones a las mayas aparecen en prohibiciones emitidas por la Iglesia con el propósito de acabar con fiestas y manifestaciones de origen pagano. En el siglo XVIII se tienen noticias de prohibiciones de las rondas nocturnas, así como “poner mayos ni mayas”, aunque estos intentos no siempre contaban con éxito. Asimismo, en Santiago de Compostela el cabildo prohibió la entrada de las Mayas en la catedral, “por la indecencia de sus danzas y actuaciones” El conde de Aranda intentó acabar con esta costumbre a mediados de siglo, y pocos años después Carlos III prohibió la puesta de altares callejeros y las solicitudes de propinas.

La tradición se documenta de manera continuada hasta principios y casi mediados de siglo XX, cuando empezó a desaparecer en bastantes lugares; en algunos ha tenido lugar un resurgimiento de la costumbre desde finales del mismo siglo, en ocasiones gozando de apoyos institucionales debido a su interés etnográfico y turístico.

Es el caso de Colmenar Viejo o del barrio de Lavapiés en Madrid, donde la fiesta se recuperó en 1988, celebrándose de igual manera y en el mismo lugar que antaño y hasta nuestros días.

En nuestra actual comunidad castellana, también existen alusiones a estas celebraciones en la zona de Saldaña, provincia de Palencia en el siglo XVIII, y también hay referencia de fiestas de Mayas en Burgos hasta mediados del siglo XX.

Sin embargo el término Maya, como ha sucedido también en Segovia, ha hecho siempre referencia a la moza elegida de entre las más agraciadas del lugar para representar cada año la fiesta del Mayo. Precursora de alguna manera de las actualmente denominadas “majas” y “reinas de fiestas” actuales.

La cruz de mayo    “Santa Cruz, saca las fiestas a la luz”

Se ha enlazado con frecuencia la fiesta de la Cruz de Mayo con el origen pre-cristiano del árbol Mayo, de hecho como ya hemos visto con anterioridad, eran varios los pueblos que colocaban el Mayo con motivo de la celebración de la Cruz.

En Segovia, esta festividad tiene especial tradición en algunos pueblos como Escalona del Prado, donde se dedica a la Virgen de la Cruz y en la que las seis “camareras” de la Virgen son cada año las protagonistas. O en la localidad de Coca, donde se saca en procesión la Cruz, en una celebración en la que no faltan los gigantes y cabezudos o los toros de fuego.

Pero un lugar donde la fiesta de la Cruz de Mayo se celebraba con especial ritualidad y simbología era en Riaza. Este año se han cumplido tres décadas del intento de recuperación de una fiesta que había quedado ya sólo en el recuerdo de los mayores, desde que desapareció allá por los años de la postguerra.

Antiguamente la fiesta comenzaba al anochecer del 2 de mayo con la tradicional “ronda de los mozos” que formando dos cuadrillas rivalizaban entre sí para lo que llamaban “cobrar los cuartos”. Una de las dos cuadrillas sería la encargada de recaudar una pequeña cuota a los demás mozos para hacerse cargo del pago a los músicos y del importe de la subasta para bailar ante la cruz engalanada que se preparaba para la ocasión. Después de varios rituales, los encargados de bailar la Cruz se dirigían a la plaza para desde allí comenzar la ronda.

La mañana del 3 de mayo tenía lugar la tradicional danza de la Cruz, tras la procesión en que era protagonista una cruz adornada con “hiedra, flores, espejos y rosarios”, según cuenta el cronista de la villa, Julio Sanz.

“Los danzantes vestían sus mejores galas, los hombres con trajes domingueros y las mujeres ataviadas de serranas con mantones de diversos colores y pañuelo blanco a la cabeza. De esta guisa bailaban la tradicional danza de la Cruz, ejecutándola una vez más por la tarde alrededor del crucero que se halla en el extremo oeste del Rasero”, nos explica Elena de Frutos Manrique en su artículo “La antigua fiesta de la Cruz en Riaza” de El Adelantado de Segovia (5 mayo 2019).

Danza de la Cruz de Mayo, Riaza (Segovia), 1989.

Foto cedida por EUGENIA ALCÓN a El Adelantado de Segovia.

NOTA:
Los temas que a continuación se incluyen provienen de la más enraizada tradición musical de la localidad de Riaza y formaban parte del repertorio de Pedro Manrique “el Reino” (1920-2008), dulzainero de la villa durante casi 40 años.
Los tarareos de algunos riazanos mayores que en 1989 quisieron recuperar la antigua Danza de la Cruz de Mayo y se reunieron con Juan del Val –dulzainero de Duruelo- para que la tocara, son sólo algunos ejemplos de cómo estas músicas han logrado pervivir al paso del tiempo, pudiéndolas recrear en la actualidad intentando preservar el estilo interpretativo con que nos fueron transmitidas.
Ambos temas se interpretaban en la festividad de la Cruz y forman parte de un libro-disco que publicó Elena de Frutos Manrique, dulzainera y sobrina de Pedro Manrique, y que lleva por título “Riaza: sones y costumbres tradicionales” (2014).

* “Revolada del Padre Eterno”
Tradicional ritmo en 6/8 que se utilizaba como pasacalles en las rondas que se hacían en Riaza la víspera de la festividad de la Cruz de Mayo, el Corpus Christi y la Ascensión.

Revolada del padre eterno mp3

* “Danza de la Cruz de Mayo”
Basada en la grabación que hicieron en febrero de 1994 el dulzainero Juan del Val (de Duruelo) y Julián Ruiz (caja de Riaza) para el programa «El Candil» de RNE, teniendo en cuenta también las indicaciones que Pedro Manrique hacía sobre la pieza. Es la tradicional danza que se baila en la festividad de La Cruz al comenzar el mes de mayo.

Danza de la Cruz de Mayo mp3

Todas estas manifestaciones de la juventud se repetían año tras año siguiendo su ciclo, después de un largo y duro invierno, desde la Pascua y ya durante toda la primavera: el Mayo, la Cruz…la Ascensión, Pentecostés, el Corpus…San Juan, el verano…

El amor encontraba su sitio, su lugar, su forma, su momento propicio… Los jóvenes cantaban, bailaban, rondaban y enramaban. A ello dedicaremos próximamente su merecido espacio.

 

Almudena Rico – Junio 2019